El método de saponificación en frío es una antigua técnica artesanal para crear jabón. Estos jabones ofrecen las siguientes ventajas:

Las propiedades cosméticas de cada aceite se conservan porque no han sido expuestos a altas temperaturas. De hecho, el proceso de saponificación en frío no incluye un paso de calentamiento; el aceite retiene todas sus vitaminas y nutrientes.

La saponificación en frío evita el desperdicio de materias primas y no forma subproductos innecesarios. Además, es un método de bajo consumo energético.

La glicerina presente en el jabón proviene de forma natural del proceso de fabricación. Esta glicerina vegetal tiene propiedades humectantes, es decir, captura las moléculas de agua presentes en la atmósfera para hidratar la piel, haciendo que los jabones sean muy suaves y dejando la piel confortable. Por el contrario, los jabones industriales contienen "artificialmente" glicerina, que se agrega al final de la fabricación.

Los jabones saponificados en frío no requieren la adición de un sistema conservante.